Julio César Vásquez (el guajiro), (guañuz) un habitante de contextura delgada y corta estatura al que nunca conocí su nombre, William Palencia, Carlos Julio García y Nohora Delgado (esposos) y Javier Antonio Gómez Delgado a quien de cariño le llamábamos (mono); cinco de ellos fueron sacados de sus casas y asesinados; a Javier lo asesinaron en un retén instalado en la escuela rural cuando se movilizaban en su vehículo frente a sus dos hijos pequeños y su esposa, sacado al azar de una hilera de gente que había sido detenida y en la cual un encapuchado no habría encontrado a ninguno de los que tenían en lista para asesinar pero la orden era atemorizar al pueblo y como cosas del destino, aveces cruel, a Javier lo eligió la muerte y su victimario en un acto demencial lo remató insultándolo porque aún en el suelo polvoriento, su sonrisa no se apagaba y sus ojos aún abiertos se resistían a perder de vista sus dos pequeños hijos. Javier era oriundo de la Villa, jamás había residido en Juan Frío pero contagiado por el ambiente futbolero y ligado a una familia que había instalado un restaurante en esas inmediaciones, decidió en un día de descanso llevar a su familia al corregimiento de paseo. Era un joven de contextura gruesa, ojos grandes y una sonrisa inocente que se destacaba y le hacía amigable, aún me queda la imagen de ese ser amoroso con sus hijos y de una gracia única, de escandalosa carcajada y espíritu de niño.
Del resto de victimas solo recuerdo bien a William, también joven y dueño de un temperamento fuerte pero que solo utilizaba cuando se le enojaba. Era conductor de uno de los carros que servían de transporte público del caserío, se le recuerda por su atención siempre educada y enérgica, jamás dejaba que sus pasajeros hicieran el menor esfuerzo con sus paquetes, detenía el carro se bajaba y aunque fueran bultos de mas de cincuenta kilos los subía sin ayuda. Estaba dispuesto las veinticuatro horas para servirle a su gente.
De julio (el guajiro) solo recuerdo su gruesa contextura y voz fuerte, habíamos hablado un par de veces, era apolítico y vivía en común desacuerdo con la administración municipal, se me viene el recuerdo algo gracioso que un día en una reunión en la casa de cultura de Villa del Rosario él se levantó al preguntársele su nombre y ocupación al cual contesto "me llamo el guajiro sin decir nombre y me ocupo de limpiar los huevos cagados de mi granja para que ustedes en sus casas se los coman sin algún día recibir sus gracias" se enmudeció un rato el salón y luego llovieron aplausos de los que siempre reclamaron mas ayuda para el campo.
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