sábado, 19 de septiembre de 2015

Donde está el Estado? Donde están nuestros gobernantes? Quien defiende nuestra libertad? Nuestro patrimonio?, porque allí muchos quedaron sin nada, huyeron dejándolo todo atrás. Ajá y por que se huye? Porque se debe? No, se huye porque no hay garantías para seguir luchando donde se le amenaza, donde es maltratado y perseguido, teniendo que callar; recuerden que a los "sapos" se les mata. Acá hay un contraste de ideas, uno que cree que vive en un país libre y demócrata aún viendo que en muchas partes del país vivimos secuestrados en medio de una guerra, hoy día peor con el nacimiento de nuevas bandas. Y la guerrilla volviendo a tener fuerza por la debilidad de un gobernante lánguido, sin sentido común y títere de otros mandatarios. Dicen que la guerra así como genera pérdidas para otros es lucrativa, ¿será que al Gobierno le sirve este conflicto tan guebón? un conflicto sin un objetivo que favorece sólo a los que directamente intervienen en el. Acá estamos cansados de tantos años de guerra, de zozobra y de incertidumbre. Cuanto daño nos ha hecho este conflicto, hemos perdido vidas humanas, hemos perdido la tranquilidad que nos merecemos, hemos perdido la confianza en las instituciones, hemos perdido las ilusiones, los sueños, y en muchos casos hemos perdido hasta la cordura. Lo que se puede rescatar de todo esto que vivimos es darnos cuenta que el amor a la vida es tanta que uno siempre aún sintiendo miedo trata en lo que se puede, de sobrevivir y luchar a media fuerza en medio del dolor y la pena. Nos queda la enseñanza que la guerra no produce más que miseria y es la peor salida a una disconformidad. Para los países que no la han vivido, no permitan jamás aceptar la conformación de grupos armados para su propia protección porque cabe ahí decir que cuando se crían cuervos siempre habrá la posibilidad de que algún día intenten sacarte los ojos. Las limpiezas sociales son deprimentes, asoladoras y terminan limpiando hasta a sus propios inventores y cómplices y muchos inocentes que nada tuvieron que ver en sus espantosos ideales. Haber visto como se asesinaba sin piedad desde niños, jóvenes, mujeres y hasta ancianos hizo que muchos sintieran que en las mentes de los asesinos no existirá jamás el amor al prójimo y como una jauría de lobos jamás habrá en sus corazones misericordia. Vi incautos llegar a estos campos en busca de trabajo creyendo en el dicho, que quien nada debe nada teme, y creo que en sus mentes, cuando ivan para el patíbulo por ser extraños, entendieron que hasta los dichos fallan. A estos lugares donde es frecuente ver grupos armados, es mejor ni en la mayor de las necesidades, ir en busca de lo que no se le ha perdido. Juan Frío jamás imagino que la violencia los castigaria sin merecerlo,que la prensa amarillista los hundiría más y que el Estado lo abandonaría tanto que aún hoy no es capaz de recuperarse después de 15 años de violencia que no termina y sin la tranquilidad de que esto pueda cambiar. Juan Frío que soñó siempre,  vive aún hoy el horror de esta guerra, enfrascado así en la peor pesadilla.
                                                                                  ISAYO

LEY 1448 DEL 2011 ( por la cual se dictan medidas de atención , asistencia y reparación integral a las victimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones) Los invito a leer la ley decretada por el CONGRESO DE LA REPÚBLICA, el 10 de Junio del 2011. ¿ Si han reparado a las verdaderas victimas? Juzguen ustedes, 6,9 millones de victimas registradas y solo 426.00 victimas reparadas, quedando el 94 % sin ser atendida.  
Las noticias que uno ve cada día a través de los medios de comunicación, son necesarias para saber que sucede en cada lugar del mundo pero el problema es la mala información. Periodistas en ocasiones de pacotilla que no les importa si es verás la información, si lo que escuchan es tal cual como sucedió, cambian el objetivo que se proponen los que sienten el deber admirable de informar. Pasan de periodistas a chismosos, que no van al lugar de los hechos, sino por carecer de ese valor por el cual siempre admire a los reporteros que cubrían las noticias en medio de las guerras, estos acobardados informantes solo preguntan en cualquier esquina que sucedió, donde sucedió y sin constatar salen flamantes o escriben en sus periódicos como un logro las inventadas historias que tanto daño nos han hecho. Desde que leí tantos errores de noticias que decían con una seguridad, como si hubiesen presenciado los hechos, cuales habían sido los móviles y en que lugares se habían cometido sin importar si era cierto o no, desde ese día deje de creer en muchos noticieros y periódicos de nuestra tierra. Donde estaban aquellos periodistas y reporteros de verdad con sentido común, con la veracidad de sus noticias, aquellos que entendieron la diferencia de dar la noticia y no de repetir un chisme como loros parlanchines. Acaso desconocen el daño que hacen, como acaban con la reputación de un pueblo o actividad honesta, como hacen que los organismos del Estado arrecien contra los que no tienen arte ni parte en los conflictos sangrientos de nuestra patria. Estos si se pueden llamar periodistas sólo buscan vender sus artículos y ser reconocidos. El público desconoce que las noticias inventadas en las mentes de estos reporteritos sin conciencia nos hacen igual de daño a los grupos que nos intentan callar a punta de plomo. Yo desconocía el daño que produce la violencia, disfrutaba de películas de acción y terror, consumía estas cintas y hasta tenía mis héroes en camisetas o afiches cuando era adolescente, disfrutaba escuchando cómo gladiadores empuñaban sus armas y desmembraban a sus enemigos y hasta disfrutaba de una Coca Cola y unas palomitas de maíz viendo semejantes escenas. Después que tuve la mala fortuna de ver personalmente a seres que cometían semejantes y desgarradores actos contra la vida e integridad de muchos conocidos, después que caminé y vi sangre tapada con arena para disimular un poco la barbarie, y encontré pequeños huesos que quedaban como testigos de la incineración de los cuerpos que días antes había visto pasar aún con vida en carros improvisados como transportes macabros que llevaban día a día a sus víctimas. Confieso que nunca más volví a ver una película ni de terror ni de acción. Supe en medio de estos abusos que los más grandes héroes murieron de pié y sin importar su destino, jamás renunciaron a sus creencias ni derramaron una lágrima ante estos torturadores sin conciencia sólo para que nosotros los que quedábamos siguiéramos firmes a nuestras convicciones. Vi como delincuentes a los que también masacraron se orinaban de miedo al contrario de los inocentes que murieron víctimas de un mal señalamiento o por reclamar sus derechos.