miércoles, 30 de julio de 2014

Pag 22- Si quisiera nombrar a todo Juan Frío, aquel que conocí por los años 80 creo no se me dificultaría, de pronto no tendría sus nombres y apellidos juntos pero si como se les nombraba de cariño, recuerdo perfectamente sus caras, esos cortes de cabello ochenteros de melena larga y patillas mas abajo de sus orejas. Elio Garavito, Remigio, Alfredo y Emilio Coronado, Hurbano Parra,Pedro Correa, Artidoro García, Nicolas, Cuma,Ivan "Cuco", Angelmiro "Mamiro", Álvaro Prato,  Audenago Estepa, Juan de Jesus Parra, Cantalicio Ferrer, Jose Mora, Ramon "Peo" Parra, y otros contemporáneos a mi edad como el flaco Canilla, Chano, Gato, Pedro Parra, Hurbano(hijo) y Óscar Parra,Tovias Mora, Juan Luis "Cuaima",Rito Sisa, David y Milton Suescún, Rache, Pinocho, Pipo, Pablo Correa, Chiquitín, Macaco, Cañengo, Pinto "Mico", Mantilla, Lucio Agudelo, Adonaldo Estepa, Carmelo, Pocho y Leonel Estepa. Muchos que no he nombrado pero que recuerdo perfectamente hicieron parte de la alegría de ese pueblo. Algunos han muerto, otros no supe mas de ellos pues también se fueron, dejándolo todo atrás, pertenencias, amores, sueños, vivencias y una infinidad de proyectos de vida. A cuantos de ellos se les perdió el horizonte, a cuantos de ellos les costo adaptarse a sus nuevos hogares lejos de su propia tierra, perdiendo de este modo tiempo valioso en un mundo que va tan veloz que pareciese quedarse uno resagado. Nadie calcula el daño de las balas, nadie calcula el daño de la barbarie y la injusticia, nadie calcula el daño que le hace el estado al pueblo al no ser capaz de proteger a sus habitantes de grupos que nacieron precisamente de los malos mandatos. Yo que he participado en política, que he sufragado desde que pude elegir a un candidato sin faltar una sola vez, yo que he creído en la democracia como una amiga del pueblo, que he creído en una paz futura que nos humanice de verdad, que nos permita convivir en comunidad, yo que he luchado para que mi pueblo salga de ese vacío oscuro que ha dejado la violencia; en ocasiones creo desfallecer por tanta mentira, tanto engaño y pocas alternativas. Los candidatos de ahora contagiados por la virosis de la corrupción, enfrascados en peleas y discusiones dejan entrever que lo que buscan es el mismísimo poder que anhelan los dictadores, ya uno no sabe por quien votar, a quien entregarles las riendas de este país, en quien confiar. No se si es el mismo problema psicológico que nos ha dejado la violencia o es que de verdad presentimos que todo sigue igual o peor que todo sera aún más grave. Donde están esos líderes que uno veía por televisión a blanco y negro y soñaba con imitarlos, ahora estos "líderes" son repudiados y ningún niño quiere seguir los pasos que los llevaron a ocupar los cargos que hoy dirigen este país. Cuando volveremos a creer en las instituciones del país o mejor en los que las dirigen, cuando dejaremos la pasión ciega por un grupo político y elegimos a conciencia, a quien pueda mejorar la imagen de un país que aún cree que llegará alguien que lo cambie todo, sin importar lucro propio, solo el deseo de cumplir los sueños de mas de 45 millones de colombianos que lo han soportado todo, a quienes ni la muerte les ha quitado la esperanza. "Muchos desconocen la represión hasta que eligen un político corrupto y con deseo de perpetrarse en el poder". (Isayo)
Pag 21- He comprendido con el paso de los años que este miedo que uno siente ante las armas rígidas y llenas de sangre, colgadas en hombros de seres humanos, en su mayoría ansiosos de poder y traumatizados por una guerra fría y sin objetivos ideológicos, no es un miedo enraizado a la cobardía. Acá, muchos murieron exigiendo lo que merecían, gritando libertad, pidiendo respeto, buscando protección del estado, pero siempre de pie y con la frente en alto. Murieron ellos advirtiéndonos a nosotros que la voz del pueblo es aún mas fuerte cuando aún existe patria y amor por ella, y la verdadera historia de este país es que algunos ya no sienten amor por ella o se lo silencian a punta de plomo y represión. El día que los dirigentes sepan lo que es vivir en medio de la guerra, entenderán que tan fuertes somos los que callamos nuestro dolor de patria, los que amanecemos viendo la sombra de un fusil asesino que contrasta con el sol naciente lleno de brillo y generador de vida. Acá los que hemos sobrevivido en ocasiones nos sentimos cobardes ante la vida y caminamos con el peso de habernos permitido tanto daño, somos víctimas y jamás nos calificaran como tal, hemos vivido la guerra en las aceras de nuestras casas, hemos visto vulnerar pensamientos, ideologías, sueños, y aún así no somos víctimas para un estado que reconoce como postulados a ese beneficio irrisorio, solo a aquellos que perdieron la vida. En mi concepto propio, en medio de mi ignorancia, víctimas somos todos los que vivimos la guerra y la soportamos; no hay peor pérdida que la  misma libertad, que sin ella nos asesinan la misma vida ya que no somos, ni estamos, en condición de caminar con rumbo propio y nos toca callar como el propio muerto o emigrar y perder todo lo que un ser humano, hijo de una patria noble merece, su libertad. Callar al pueblo es asesinarlo en vida, es cercenarle de tajo su voluntad y su propósito. A cuantos nos tocó irnos de este país, y ese amor por la patria y ese sentido de pertenencia que llevamos en nuestro corazón por esta tierra magnífica nos hizo regresar quizás con el mismo temor pero llenos de experiencias y logros en tristes batallas, pulidos por la misma desgracia, tallados en piedra después de tanto sufrimiento y soledad. Acá estamos arriesgados a todo, con un esfero y una hoja de papel, escribiendo la historia cruda de un país soñador, hermoso, lleno de cordilleras y bio-diversidad, cálido y lleno de esperanza en medio de la guerra. En ocasiones creía yo cuando tuve que emigrar, que este mundo era totalmente estático cuando me percataba de tantos seres que no emprendían el camino del devenir al ser, para mi concepto: carentes ellos de esperanza y hoy después de 14 años de guerra insensata, entiendo que solo aguardaban como yo la oportunidad de volver a sus caminos en busca de sus propios cauces. "Aprendimos a vivir en medio de la guerra en un país que lleva mas de medio siglo soñando con la paz". (Isayo)