viernes, 8 de agosto de 2014

Camino de aullidos y fantasmas.

Pag 25- En ocasiones los fines de semanas mi padre nos llevaba a la ciudad de Cúcuta y camino a ella veíamos el reverdecer de los arboles de lado y lado de la polvorienta carretera. En el mesón había una gran roca que nos atemorizaba al pasar por allí en horas de la noche, ya que habían historias fantasiosas que lo caracterizaban ademas de su nombre espantoso "La Curva Del Diablo", un lugar de mitos y leyendas, propio de lugares solitarios donde sus gentes inventan las historias creadas en sus mentes visionarias. Siguiendo nuestro camino pasábamos por el trapiche de Juan García, enseguida Miraflores, El Horno de tabaco y Juan Frío; ya muy cerca de llegar a la Villa Histórica se encontraba "Vuelta Grande" un puente y una curva era su característica física mas notoria ademas de los cuentos de lloronas y espantos que atemorizaban a los lugareños y desconocidos que por allí pasaran y que a mi juicio no era mas que la psicosis producida de la realidad de tantos muertos abandonados por sus sicarios en aquel lugar solitario creando un miedo en sus mentes que los hacia perder contacto con la realidad experimentando luego esas alucinaciones  y delirios que terminaban en tantos cuentos de aullidos y fantasmas. Ya en Cúcuta nos divertíamos viendo almacenes, tiendas, o disfrutábamos  de algún plato de la gastronomía Norte Santandereana (pepitoria de chivo, rampuchada, chanfaina, mute, hallacas  navideñas o sancocho de gallina a la leña). Nuestra exigencias no eran mayores y nos conformábamos con salir a la ciudad, distintas a las de nuestros hijos que piden grandes regalos y comidas traídas de América del Norte y de Europa en sus enormes restaurantes de cadena, se divierten en juegos mecánicos y salas de cine. Los celulares de ultima generación, tablet, laptop o el simple computador de mesa les consume el tiempo en ocasiones adquiriendo sabiduría, en otras perdidos en ese universo gigantesco de la navegación y sus redes sociales, ya no hay casi contacto con su exterior natural y millones de amigos inundan las listas de contactos creando una interacción social totalmente cibernética con una influencia de la sociedad global rica en contenido intelectual pero en la que carece el calor del individuo de esa sociedad mas conservadora como la nuestra, de aquellas épocas donde el estrechar de una mano o el abrazo que cruzaba la espalda era la firma de una amistad que muy difícilmente se perdía. Pero uno sabe que la tecnología es un gran avance y que así como han crecido tanto sus conocimientos técnicos nuestros hijos nacen con increíbles dotes sedientos de mas tecnología, adheridos totalmente al consumismo inyectado por las grandes industrias. En mi caso que a duras penas lo utilizo para buscar un evento deportivo, una noticia que no pude ver en la televisión o para escribir estas barbaridades que me llegan a la mente, la llegada de este medio ha hecho que encuentre la oportunidad de conectarme con otro mundo desconocido donde ustedes critican mis escritos o me dan un aliento para seguir haciéndolo, las dos  llenan mis intensiones, pues ambas me motivan, la primera para corregir y la segunda para entender que si se puede llegar desde miles de kilómetros y sin conocer a nadie a interesar  un poquito y lograr  que se lean nuestros relatos en diferentes partes del mundo.

domingo, 3 de agosto de 2014

Pag 24- En la habitación se escuchaban las novelas que se transmitían para la época, como "martín valiente", "kaliman", "Arandú" y algunas de Venezuela sobre mitos del llano. Eramos once hijos, seis varones y cinco mujeres, algunos ya cursaban secundaria en la ciudad de Cúcuta, mas exactamente en el Colegio INEM. Por las mañanas se escuchaban las vacas llamar a sus crías, que se apartaban para poder ordeñar a sus madres lecheras; era un mirador extraordinario, desde la ventana de la cocina a esa hora de la madrugada, ver como se organizaba cada animal a la espera de ser ordeñado y al oriente divisar una linea de sol aparecer en aquel campo de clima acogedor. Nos gustaba salir con mi hermana menor  a los potreros, en busca de nidos de guañús, un ave negra que habita en grupos y son muy organizadas, nos daba curiosidad ver esos nidos donde el grupo entero ponía sus huevos en comunidad sin importar de quien eran dichos cascarones. Cuando llovía solíamos correr descalzos por los pequeños vertederos de agua color ocre y luego ver la golondrinas juguetear por los aires como danzando alegremente. Tenía cierta afición por los caballos pero jamás tuve uno, mis hermanos mayores cabalgaban en ellos arreando el ganado a sus corrales de pastoreo y yo simplemente me quedaba soñando que algún caballo era mio. En aquel pequeño caserío había también una pequeña tienda, me encantaba su olor a Kola Hipinto, una bebida gaseosa tradicional de nuestra tierra y Kiss  el rey de los refrescos como lo decía un pequeño aviso amarillo clavado al tronco de un viejo árbol de almendro. A un costado de la tienda permanecían las bestias con sus cargas de café en grano y caraota  o fríjol negro. No faltaba el bullicio de sus clientes y el chiste jocoso de alguno de los jinetes allí acampados. Era su olor tan característico que aún hoy lo recuerdo como algo especial y propio de ese sitio, no se si era la humedad de su tierra fértil, el aroma de sus flores, sus frutales y el aire puro y fresco que lo hacían tan especial o simplemente es el amor por ese pasado tan tranquilo y pacifico traído a mi memoria y que algún juego de nuestra mente  lo aromatizara así como referente de mi mejor estancia para jamás olvidar y conservarlo tan fresco como su mismo aroma natural. Allí una simple pelota o un pequeño carro de juguete eran suficientes para armar la algarabía y disfrutar de nuestros juegos, caminos hechos con el frecuente transitar eran las grandes avenidas y todo el entorno de concreto de una ciudad era creado por nuestras mentes fantasiosas. O simplemente lanzábamos piedras  a latas vacías que colocábamos sobre algo solido y que hacíamos volar al impactarlas con la fuerza de esos cauchos estirados y empotrados en una orqueta de una rama debidamente cortada y echa a la medida. Nos entreteníamos viendo las volquetes pasar con las toneladas de piedra que llevaban hacia la fabrica de cemento que las trituraba y convertía en ese pegamento usado en grandes y pequeñas edificaciones de nuestro país.

sábado, 2 de agosto de 2014

Pag-23 No hay mejor forma de pasar los días, sin que este capitulo de la historia nos afecte, y es simplemente retrocediendo la cinta de este vídeo sin fin de nuestra memoria, digo sin fin pues porque aunque se nos asesine siempre habrá una generación nueva contando cada cosa que acá pasó. Esto que escribo no es mas que un relato de lo que sucedió  y aún sucede en mi pueblo, tantas cosas bonitas y tanta oscuridad de la guerra. Pero cuando llevo ya muchos renglones basados en tanta crueldad creo contagiarme de tristezas y recurro a mi antidepresivo natural, el recuerdo hermoso de mi tierra. Colombia que no todo es malo, que amanece en tantos días con ese sol inmenso, es un país luchador, trabajador, optimista y sobre todo muy creyente en Dios. Norte de Santander que no todo es guerra, es un departamento lleno de historia patria, acá su hijo mas ilustre Don Francisco de Paula Santander, padre de la leyes y precursor de la independencia nació bajo este cielo rosariense y lo llenó de gloria. Villa del Rosario su cuna heroica que no todo es tristeza es un municipio acogedor de gentes amables y de buen trato. Diría yo que amo tanto a esta patria que si de morir peleando me halla destinado esta vida sea por esta tierra bendita que me vio nacer. Un veinte y tres de marzo de mil novecientos setenta y dos, mi madre me trajo a este mundo, en un hogar modesto, sin lujos, pero donde se derrochaba el amor y la sinceridad. Nací en una casa de campo, con un terreno de poco mas de ocho hectáreas, de nombre La Uchema, por cierto siempre me pregunté de donde salio este nombre. Sus calles aún hoy día son improvistas de pavimento aunque en el ministerio de vías crean que está totalmente pavimentada; muy cerca de allí se encuentra una escuelita que lleva el mismo nombre(Escuela Rural La Uchema) donde cursé mi primer grado de estudio básico con una profesora de nombre Rosa a la que no recuerdo su apellido, lo curioso era que los cinco grados estaban instalados en un mismo salón con su única profesora. Recuerdo que la docente hacía una pregunta y al terminar, decía en tono fuerte el grado, para no confundir a los alumnos de otros cursos. En los lapsos de descanso de la jornada escolar solíamos jugar escondite dentro de los matorrales verdes y frondosos que quedaban junto a la escuela, o jugábamos triquecho algo que consistía  como el tic-tag-toe, pero este era sobre el piso en un cuadro en el que se trazaban lineas de esquina a esquina y luego otras por las dos mitades, era para dos personas pero en vez de poner X u O se colocaban  piedritas de diferente color hasta completar la linea que era de tres puntos y por igual tres piedras. De regreso a casa nos esperaba una madre amorosa siempre presta a ayudarnos en las tareas o trabajos de escuela, mi buena fortuna era que mi madre había sido docente de un centro educativo en Arboledas, una región del mismo Norte de Santander de donde era oriunda. Recuerdo que por las noches una vela alumbraba la habitación y en la sala y cocina una lampara a gasolina marca coleman eran las que mejor daban claridad. Pero particularmente me gustaban mas las velas pues al quedar sobre la mesa de noche, nos brindaba la oportunidad de manipularlas y con nuestras manos diseñar imágenes con la sombra a las  que le aplicábamos movimientos para hacerlas mas reales. 

miércoles, 30 de julio de 2014

Pag 22- Si quisiera nombrar a todo Juan Frío, aquel que conocí por los años 80 creo no se me dificultaría, de pronto no tendría sus nombres y apellidos juntos pero si como se les nombraba de cariño, recuerdo perfectamente sus caras, esos cortes de cabello ochenteros de melena larga y patillas mas abajo de sus orejas. Elio Garavito, Remigio, Alfredo y Emilio Coronado, Hurbano Parra,Pedro Correa, Artidoro García, Nicolas, Cuma,Ivan "Cuco", Angelmiro "Mamiro", Álvaro Prato,  Audenago Estepa, Juan de Jesus Parra, Cantalicio Ferrer, Jose Mora, Ramon "Peo" Parra, y otros contemporáneos a mi edad como el flaco Canilla, Chano, Gato, Pedro Parra, Hurbano(hijo) y Óscar Parra,Tovias Mora, Juan Luis "Cuaima",Rito Sisa, David y Milton Suescún, Rache, Pinocho, Pipo, Pablo Correa, Chiquitín, Macaco, Cañengo, Pinto "Mico", Mantilla, Lucio Agudelo, Adonaldo Estepa, Carmelo, Pocho y Leonel Estepa. Muchos que no he nombrado pero que recuerdo perfectamente hicieron parte de la alegría de ese pueblo. Algunos han muerto, otros no supe mas de ellos pues también se fueron, dejándolo todo atrás, pertenencias, amores, sueños, vivencias y una infinidad de proyectos de vida. A cuantos de ellos se les perdió el horizonte, a cuantos de ellos les costo adaptarse a sus nuevos hogares lejos de su propia tierra, perdiendo de este modo tiempo valioso en un mundo que va tan veloz que pareciese quedarse uno resagado. Nadie calcula el daño de las balas, nadie calcula el daño de la barbarie y la injusticia, nadie calcula el daño que le hace el estado al pueblo al no ser capaz de proteger a sus habitantes de grupos que nacieron precisamente de los malos mandatos. Yo que he participado en política, que he sufragado desde que pude elegir a un candidato sin faltar una sola vez, yo que he creído en la democracia como una amiga del pueblo, que he creído en una paz futura que nos humanice de verdad, que nos permita convivir en comunidad, yo que he luchado para que mi pueblo salga de ese vacío oscuro que ha dejado la violencia; en ocasiones creo desfallecer por tanta mentira, tanto engaño y pocas alternativas. Los candidatos de ahora contagiados por la virosis de la corrupción, enfrascados en peleas y discusiones dejan entrever que lo que buscan es el mismísimo poder que anhelan los dictadores, ya uno no sabe por quien votar, a quien entregarles las riendas de este país, en quien confiar. No se si es el mismo problema psicológico que nos ha dejado la violencia o es que de verdad presentimos que todo sigue igual o peor que todo sera aún más grave. Donde están esos líderes que uno veía por televisión a blanco y negro y soñaba con imitarlos, ahora estos "líderes" son repudiados y ningún niño quiere seguir los pasos que los llevaron a ocupar los cargos que hoy dirigen este país. Cuando volveremos a creer en las instituciones del país o mejor en los que las dirigen, cuando dejaremos la pasión ciega por un grupo político y elegimos a conciencia, a quien pueda mejorar la imagen de un país que aún cree que llegará alguien que lo cambie todo, sin importar lucro propio, solo el deseo de cumplir los sueños de mas de 45 millones de colombianos que lo han soportado todo, a quienes ni la muerte les ha quitado la esperanza. "Muchos desconocen la represión hasta que eligen un político corrupto y con deseo de perpetrarse en el poder". (Isayo)
Pag 21- He comprendido con el paso de los años que este miedo que uno siente ante las armas rígidas y llenas de sangre, colgadas en hombros de seres humanos, en su mayoría ansiosos de poder y traumatizados por una guerra fría y sin objetivos ideológicos, no es un miedo enraizado a la cobardía. Acá, muchos murieron exigiendo lo que merecían, gritando libertad, pidiendo respeto, buscando protección del estado, pero siempre de pie y con la frente en alto. Murieron ellos advirtiéndonos a nosotros que la voz del pueblo es aún mas fuerte cuando aún existe patria y amor por ella, y la verdadera historia de este país es que algunos ya no sienten amor por ella o se lo silencian a punta de plomo y represión. El día que los dirigentes sepan lo que es vivir en medio de la guerra, entenderán que tan fuertes somos los que callamos nuestro dolor de patria, los que amanecemos viendo la sombra de un fusil asesino que contrasta con el sol naciente lleno de brillo y generador de vida. Acá los que hemos sobrevivido en ocasiones nos sentimos cobardes ante la vida y caminamos con el peso de habernos permitido tanto daño, somos víctimas y jamás nos calificaran como tal, hemos vivido la guerra en las aceras de nuestras casas, hemos visto vulnerar pensamientos, ideologías, sueños, y aún así no somos víctimas para un estado que reconoce como postulados a ese beneficio irrisorio, solo a aquellos que perdieron la vida. En mi concepto propio, en medio de mi ignorancia, víctimas somos todos los que vivimos la guerra y la soportamos; no hay peor pérdida que la  misma libertad, que sin ella nos asesinan la misma vida ya que no somos, ni estamos, en condición de caminar con rumbo propio y nos toca callar como el propio muerto o emigrar y perder todo lo que un ser humano, hijo de una patria noble merece, su libertad. Callar al pueblo es asesinarlo en vida, es cercenarle de tajo su voluntad y su propósito. A cuantos nos tocó irnos de este país, y ese amor por la patria y ese sentido de pertenencia que llevamos en nuestro corazón por esta tierra magnífica nos hizo regresar quizás con el mismo temor pero llenos de experiencias y logros en tristes batallas, pulidos por la misma desgracia, tallados en piedra después de tanto sufrimiento y soledad. Acá estamos arriesgados a todo, con un esfero y una hoja de papel, escribiendo la historia cruda de un país soñador, hermoso, lleno de cordilleras y bio-diversidad, cálido y lleno de esperanza en medio de la guerra. En ocasiones creía yo cuando tuve que emigrar, que este mundo era totalmente estático cuando me percataba de tantos seres que no emprendían el camino del devenir al ser, para mi concepto: carentes ellos de esperanza y hoy después de 14 años de guerra insensata, entiendo que solo aguardaban como yo la oportunidad de volver a sus caminos en busca de sus propios cauces. "Aprendimos a vivir en medio de la guerra en un país que lleva mas de medio siglo soñando con la paz". (Isayo)