viernes, 9 de noviembre de 2012

Pag 9- A quien realmente culparíamos de esto, ¿a su gente? ¿al progreso del corregimiento? ¿al abandono del estado? serían muchas las incógnitas y pocas las respuestas, aún se pasean estas dudas por mi mente y se agotan tratando de hallar un simple indicio. En ocasiones uno mira los hechos como simples capotazos del destino y culpa a los que propiamente pecaron por ignorantes; acaso la ignorancia y el analfabetismo no nacen del abandono del estado, no justifico con esto un accionar violento de sus pueblos, solo que si hubiesen tenido mas educación quizás de otra manera habrían actuado frente a un ofrecimiento violento como única manera de exigir. Se habrían buscado otros caminos y quizás jamás alguno por infinito odio que tuviera se hubiese dejado influenciar por movimientos de izquierda o ultra derecha. Me atrevo a decir que Juan Frío jamás buscó esto, solo que sus necesidades hicieron eco y  alguien aprovecho la inconformidad para inyectar este equivocado tipo de soluciones. Aquí no había, ni aún hoy hay alcantarillado, el 90 % de sus pobladores apenas conocieron la educación básica, no existía un puesto de salud, el agua aún hoy no es potable y llega a los hogares, gracias a sus mismos pobladores que sirven de fontaneros. Nunca conocí un funcionario público indagando sobre las necesidades del caserío y solo vi mediocres candidatos  oportunistas y buitres buscando votos para sus propios intereses, después de elegidos jamás regresaron a cumplir sus promesas. Me pregunto ¿qué hace un pueblo engañado? ¿qué hace un inconforme ciudadano que hace turno en una oficina pública para ser atendido y jamás escuchan sus inquietudes? y si le agregamos que no tiene herramientas jurídicas o las desconoce, y día a día ve como sus necesidades no importan para su  "digno" candidato elegido, que ocupa un cargo gracias a los votos que consiguió valiéndose de mentiras y falsas promesas y peor aún que lo distingue un titulo de, léase bien, "servidor público" y ¿dónde está este servicio? No estoy de acuerdo tampoco con los que se dejaron influenciar, pues ni el odio ni la inconformidad deben ser excusa para actuar con violencia y mucho menos recurrir a ella como única solución, solo que con el paso de los años, escucho que el error fue solo de aquellos que pensaron que la solución era aplicar terror y por la fuerza conseguir que se les escuchara y no juzgan a quienes fallaron por negligencia y dieron pie a un accionar violento que aún hoy no cesa.
Desde ese año hasta el año 2000 la cosecha de peces creció entre esa incertidumbre y se construyeron nuevos restaurantes; uno ubicado en la sede recreacional del Instituto Nariño de propiedad del profesor Luis Cárdenas, luego El Cachamòn,  El Rancho del Gordo y creo que el de mejor infraestructura el Restaurante Juan Frío de propiedad de Teomiro Reyes. Así se completaban cinco restaurantes generadores de empleo y prestos a deleitar los paladares de muchos nortesantareanos, y de otros lugares que acudían al mejor lugar gastronómico y novedoso de la región. Quien lo diría, era el contraste de lo excelente de estos generadores de turismo y la oscura intención de otros, oscura y apocalíptica, desconocida  por los felices visitantes y por muchos del mismo caserío. En las pistas de baile aún se escuchaban canciones de los ochenta y principios del noventa de los melódicos, Roberto Antonio, Diveana, Miguel Moli, Diomedes Diaz, Natucha, Kiara y otros que habían acompañado las rumbas en esos momentos de tranquilidad de otras épocas. Un amigo me decía hace poco, "Juan Frío es anticuado" lo decía porque aún escuchaba esta música en algunos hogares, no quise contestarle a que podía deberse. Solo para mis adentros se me vino a la idea de que Juan Frío cayó en un vacío y allí alimenta el recuerdo de otras épocas como un sentimiento subconsciente donde no quisiera dejar que el tiempo pasara y hoy fuera el mismo del ayer, fantástico, melancólico, bullicioso, futbolero  y lleno de sueños, de sueños y no de pesadillas.
>Pag 8- Atrás habían quedado los momentos de tranquilidad y la incertidumbre empezaba apoderarse de sus habitantes; se me venían tantas preguntas a mi cabeza ¿quién lo hizo? ¿quién ordenó esta muerte? ¿bajo qué motivación? ¿sería venganza? ¿envidia? ¿se estaría convirtiendo en obstáculo para algunos intereses oscuros?
Jorge, recuerdo, era un joven emprendedor, de buenas costumbres, de sonrisa escandalosa y amante del fútbol; aún recuerdo que cuando fallaba una oportunidad de gol bajaba su mirada y culpaba de alguna manera algún defecto inexistente de sus guayos, pero aun así se destacaba por ser muy buen jugador. En ocasiones nos sentábamos frente a su casa y discerníamos sobre temas de política o el futuro de Juan Frío.  Hacía apenas unos meses antes de su muerte se encontraba bastante molesto, sobre como un grupo armado que nunca se autodenominó había llegado al colegio agropecuario y había amenazado al rector que para esa época era el profesor Maturana, me había comentado que tenía un indicio de que dos alumnos estarían detrás de esa amenaza pero que hasta no estar seguro no diría nada al respecto; creo este fue el detonante para sacarlo del camino, silenciarlo y dejar atrás la conducta de un hijo de ese caserío, inteligente y con un sentido de pertenencia arraigado a sus venas, inexorable conducta que sentenció su muerte. Este homicidio como miles en nuestro país quedó en la impunidad y marcó el principio de un cambio inesperado para Juan Frío. Muchos ignoran que para el año 1995 ya en este caserío se estaba asentando una célula pequeña del ELN y lamentablemente algunos lugareños en medio de su ignorancia y carentes de recursos para exigir sus necesidades dieron cabida a uno de los peores errores tomados por cualquier ser humano, la violencia y el sometimiento, no es mas que el atajo anacrónico y sin sentido que toman los que no se sienten con capacidad  intelectual y humana de exigir lo que se merecen y optan por el camino de los violentos. Sé que muchos obraron por miedo, otros por ignorantes y algunos pocos por resentimiento social y envidia.
El camino real para haber mejorado el modo de vida allí, estaba en el adoptado por Jorge, a través de peticiones al estado siguiendo las directrices y basados en el conducto regular para hacer sentir una inconformidad,  no de una persona, sino de todo un caserío; era la hora de pedirle a la administración un aporte para el que en ese momento se estaba convirtiendo en el lugar mas visitado del municipio y quien no llegaba a  pensar que en pocos años podría ser de todo el departamento. Para ese entonces se había mejorado el transporte permitiendo a una empresa prestar los servicios que cubría la ruta Cúcuta - Juan Frío evitando así el transbordo de los pasajeros que solo tenían anteriormente la posibilidad de desplazarse desde el corregimiento hasta el centro del municipio de Villa del Rosario y luego ahí tomar otro automotor incrementando el costo del pasaje al doble del que ahora ofrecía el nuevo transporte. Muchos desconocen que fue la venta de pescado la que motivó este nuevo servicio.
Habían otras maneras de exigir, pero un caserío que no estaba acostumbrado a ver personas armadas con fusiles y vistiendo prendas que eran de uso privativo de las fuerzas militares sucumbió por decirlo de alguna forma en ese estilo que lleva mas de 50 años haciéndole daño al país. No puedo imaginar nombres de quienes pudieron ser permisibles y alimentaron esta idea ya que solo me fundamento en lo que vi y fui testigo y hasta me niego a creer en muchos que fueron señalados y hoy se encuentran muertos y algunos desplazados. Creo que en gran medida después pagaron justos por pecadores idea que aún hoy llevo en mi cabeza algo aturdida después de tantos años de violencia.