jueves, 8 de noviembre de 2012

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En Juan Frío, por ser un caserío pequeño, se distinguían y respetaban por igual, los que eran relevantes y los que no, sin ningún conflicto, allí no había hambre de poder ni gloria, cada quien tenía una función y marcaba una huella en cada paso. Eso sí, en mi memoria quedan unos que se hicieron notar mas que otros. Don Héctor Nosa, Santos Estela, Juan Sabala, Jorge Suescún (padre), Polo Agudelo, Macallado, Juan Nene, Isaías Navas, Juan Gómez (padre), Audenago Estepa, Luís (Piporote), El Turco no recuerdo su nombre, Juan de Dios, Urípides Coronado(padre), Polo Prato, Roberto Prato (padre), Fidel (chicarita), Artidoro García, Margarita Santos, Domingo Ortiz. Los llevo en mi memoria, algunos tal vez por su edad o simpatía y otros por su capacidad intelectual y dirigente, lo digo muy personalmente.
Recuerdo que se avecinaban las elecciones que luego arrojarían como ganador al entonces candidato Belisario Betancour, el lugar de votación como siempre ha sido hasta el día de hoy  la escuela del caserío y estaba marcada por el movimiento de muchos políticos de segunda que solo asomaban a hacer sus campañas y repartir simples pastelitos o sancocho queriendo comprar votos, "dádivas" que recibían muchos de los habitantes, pero conociéndolos creo que votaban siempre por el que ellos realmente apoyaban. En ese entonces se marcaba con tinta roja el dedo índice de cada elector, recuerdo que hubiese preferido que fuese azul. Ese día se fragmentaba un poquito el caserío pues existía simpatía por diferentes partidos pero era pasajero, al terminar la jornada electoral, cada quien regresaba a su casa a escuchar el primer boletín de radio y los mas cómodos los de televisión que para ese entonces no habían muchos. Al siguiente día todo transcurría normal, sin rencillas y mejor aún aceptando siempre la derrota si era el caso. Un gesto propio de cuando se tiene libertad de expresión y conformidad por lo acontecido, hecho que añoro hasta el día de hoy.
Juan Frío existía para el estado, tan solo el día de las campaña electorales, hasta ser elegidos sus candidatos pero luego seguía en su anonimato, no registraba noticias desde ningún ángulo ni deportivo, ni farandulero, ni delictivo gracias a Dios para esa época, ni histórico, pasaba desapercibido y a lo mejor en eso radicaba su tranquilidad. Como aplicando la ley de Newton, si no estoy mal, sobre el movimiento, yo aplicaría que carente este pueblo de acción no había posibilidad para la reacción; hablo de acciones tanto delictivas como políticas. A quien le importa un caserío pobre y además olvidado por el estado sin alcantarillado (triste y penosa situación que aún se vive) sin puesto de salud, sin agua potable. Aún así era un pueblo soñador y sumamente feliz.
Allí no había espacio mínimo para delincuentes, eran señalados si hubiese sido el caso. Cuando aún se respeta y se cree firmemente en el divino Creador, cualquier, por simple que parezca la falta cometida, en un término de delincuencia, produce un rechazo de magnitud, contrario a lo que pasa cuando se pierden los principios religiosos y morales y se le idolatra a los pervertidos y malvados delincuentes, esto allí para ese entonces no existía, ni creo que en alguna cabeza pasaba la más mínima idea de que llegase a suceder.
Puedo con firmeza asegurar que para ese entonces no existía en ese caserío ningún delincuente e igual creo que hoy por hoy ninguno de esos habitantes han llegado a cometer delitos relevantes.
Juan Frío contaba con una avenida de acceso a las localidades rurales de: Juan García, Agua Sucia, Casa Blanca, La Uchema, Santa Rita, La Cañada, Trincheras, ubicada en el Corregimiento de Palogordo,  Ragonvalia, Herrán y Chinácota y conectaba al final del tramo con la carretera principal vía Santander del Sur.

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